“El otro joven lo golpea, de frente, lo golpea con una botella. Le pega dos veces con la botella, una de frente y otra de costado. Levantan al muchacho y lo agitan y lo zarandean. Ahí lo cogen y lo llevan hacia la camioneta. Ahí estoy yo, como a 20 metros. Lo que más recuerdo es que cuando lo montan, el muchacho que se va subir de copiloto me dice: ¿qué mira? Hoy en día yo aseguro, porque lo conocí por los medios, que era Carlos Cárdenas. Nunca se me va a olvidar la cara de él. Y los nombres de los otros muchachos los supe hace poco”.
Las palabras son de Jesús Alberto Martínez Durán, un bachiller de 38 de edad, quien aseguró haber sido testigo de excepción de uno de los casos más escabrosos y que cautivó como nunca antes a la opinión pública en los últimos tiempos: la muerte del joven Luis Andrés Colmenares, un estudiante de la Universidad de Los Andes que perdió la vida en extrañas circunstancias, aún no esclarecidas, una noche de Halloween, el 31 de octubre del 2010 en Bogotá.
Se le conoció como el Caso Colmenares y durante años estuvo en boca de todos los medios de comunicación del país. Tenía todos los ingredientes, incluso para el guion de una novela: amor, traición, muerte. No había reunión social en Colombia donde no se hablara del tema Colmenares. No había una sola sala de redacción donde no se discutieran los pormenores de pruebas y testimonios.
Aquella noche de Halloween, Luis Andrés Colmenares participó de una fiesta de disfraces con un grupo de amigos, entre ellos Laura Moreno y su exnovio Carlos Cárdenas, así como Jessy Quinero, que pasaron de llorar la tragedia de su compañero de clase, de quien aseguran haberlo visto lanzándose al caño del Parque El Virrey, a ser las primeras sospechosas de su muerte.
Parecía que el mencionado testimonio de Martínez Durán, quien declaró el 2 de agosto del 2012, sería concluyente. Él, al igual que Jonathan Martínez y José Wilber Ayola, fue enlazado al proceso como testigo de excepción, pues ellos convencieron a la Fiscalía de tener la prueba reina de lo que ocurrió esa madrugada con Colmenares. Fueron vinculados al programa de protección a testigos y recibieron dinero. Pero tiempo después, la entonces fiscal delegada ante la Corte Suprema de Justicia, Marta Lucía Zamora, quien investigaba el caso, descubrió que los dos Martínez y Ayola mintieron. Ellos terminaron en la cárcel, condenados por falso testimonio.
Fue una de las tantas características de este caso. A lo largo de estos cinco años se ha librado una batalla de versiones que terminó por confundir a los espectadores que vivían pendientes del caso. Laura Moreno, Jessy Quintero y Carlos Cárdenas eran señalados, pero no existían pruebas para condenarlos.
Luego de permanecer en la cárcel un tiempo y de un rápido juicio, Cárdenas fue absuelto el 6 de junio del 2014 por el juez Ignacio Humberto Alfonso Beltrán, quien aseguró que “luego de analizar cada una de las pruebas presentadas tanto por la Fiscalía y la defensa, no hay convencimiento expreso de que la muerte de Colmenares sea producto de un homicidio, esto basado en los análisis de los peritos”.
Cárdenas y su familia respiraron tranquilos. Mientras tanto, Laura y Jessy continuaron el camino tortuoso de un juicio que ha sido varias veces suspendido por uno que otro recurso interpuesto por las partes.
El proceso ha sido tan agitado que se presentó un hecho con pocos antecedentes. Los dos reconocidos abogados que se han enfrentado durante todas las etapas del proceso, Jaime Granados y Jaime Lombana, tuvieron que cumplir una orden de arresto de tres días por haber desacatado la orden expresa de referirse al caso en los medios de comunicación.
Y por si fuera poco, los fiscales que se encargaron del tema terminaron enredados. Uno de ellos, el entonces fiscal local Antonio Luis González, fue señalado por un investigador de haber conseguido de manera irregular testigos para que su caso llegara a feliz término.
Al final, González fue separado del proceso y luego se retiró de la Fiscalía, quizá sin la gloria que soñó: la de despejar una de las muertes más misteriosas de los últimos tiempos en Colombia.
La otra fiscal del caso, Marta Lucía Zamora, se retiró de la Fiscalía no sin antes avanzar en el caso. Ella alcanzó a reorganizarlo y entregó varias pruebas con las que el ente acusador ahora busca probar que allí hubo un crimen. Luego pasó a ser la secretaria general de la alcaldía de Gustavo Petro en Bogotá.
El proceso siguió su rumbo y se logró llegar a juicio. Ahí comenzaron a desfilar funcionarios del Cuerpo Técnico de Investigaciones, de los bomberos de Bogotá, de compañeros de Colmenares, de familiares de la víctima, de policías y de peritos forenses, que han dado sus opiniones frente a las evidencias recogidas en el caño el Virrey en el norte de Bogotá, donde encontraron el cuerpo del estudiante.
Y ahora, cuando el caso Colmenares parecía quedar en el ostracismo, el Tribunal Superior de Bogotá destrabó el proceso, suspendido desde hace meses. Este jueves el alto tribunal confirmó la decisión de una juez que ordenó la práctica de una prueba ‘sobreviniente’, es decir, nueva y desconocida hasta ahora dentro del proceso.
Se trata del testimonio de Manuel Rodríguez, un funcionario del CTI que coordinó la investigación por la muerte de Colmenares en su primera etapa. La prueba fue solicitada por la defensa de Laura Moreno y él podría dar muchas luces sobre lo que encontró en la escena, más los testimonios y documentos que recopiló en ese momento.
Con todo, Laura y Jessy han ido recobrando poco a poco sus vidas. Han pasado por el escarnio nacional pero nadie hasta ahora las ha hallado responsables de esa muerte. Sin embargo, deberán seguir esperando hasta que un juez decida por su suerte.
Mientras tanto, la familia del joven Colmenares no cesa en su titánica lucha por encontrar la verdad. Están convencidos de que a su hijo no se quitó la vida, ni murió en un accidente, sino que alguien lo mató. Llevan cinco años de dolor, a la espera que un juez determine el responsable de la muerte de su hijo.
“Aquí lo que ha habido son 1.000 cosas para evitar que haya justicia. Esto es una pesadilla desde el momento del crimen. Pesadilla de exigirle a la justicia que se pronuncie. ¿Cómo uno puede quedar tranquilo cuando le matan a un hijo? Sin lugar a dudas ahí hubo un crimen”, le dijo Luis Colmenares a Semana.com.
Este 31 de octubre se cumplen cinco años de este trágico episodio. Cinco años en los que la historia de Luis Andrés Colmenares ha recorrido en numerosos reportajes de televisión, y hasta de un libro que salió a la venta en pleno furor de esta dramática historia. Cinco años en los que Colmenares sigue siendo un muerto al que nadie mató.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se agradece su comentario, hágalo sin usar palabras ofensivas, discriminatorias, racistas o cualquiera que atente contra la dignidad de cualquier ser humano, gracias.