Primero
que todo quiero dejar por sentado que amo la música, creo que es parte esencial
de la vida, me gustan todos los géneros y sé reconocer los buenos temas, que
decir de la década prodigiosa, quien no bailo, soñó o enamoro a su pareja al
compás de José José, Feliciano, Diango, José Luís Rodríguez y otros tanto, fue
la época de oro de la música.
También
es justo que reconozcamos que en nuestro país existen músicos geniales, que por
más de una vez han sido multilaureados en festivales internacionales, eso, creo
yo, nadie lo niega y a todos nos gusta de vez en cuanto escuchar una buena tonada
de los Van Van, La Charanga Habanera
u otro artista del patio.
Pero
el tema que deseo tocar es relativo al regueton cubano, ese que se ha hecho
imprescindible entre los cubanos, fundamentalmente en la niñez y la juventud,
la que más se perjudica con cosas banales, ya es muy difícil llegar a cualquier
fiesta infantil o espectáculo publico y escuchar canciones acorde a esa edad,
siempre esta presente el Regueton.
Hace
poco los intelectuales cubanos, guiados por Esteban Lazo Hernández,
Vicepresidente del Consejo de Estado, se reunían y criticaban la cada vez más
fuerte en que los muchachitos de este genero entonaban las letras, que van
desde la violencia hasta el sexo sin siquiera darse cuenta lo que a nivel
nacional están provocando.
Y
no es que yo quiera que se tiranice la música, que se imponga un matiz o una
línea de trabajo a los interpretes, no es eso y quiero que quede claro, lo que
si no se puede seguir permitiendo bajo ningún concepto, que nuestra niñez y los
jóvenes se vean perjudicados por piezas musicales o audiovisuales que los
incita a quemar etapas, a perder la parte más bella de su vida, la juventud.
Alguien
puede dudar que los responsables de estas tonadas estén cometiendo un delito sancionado por el Código
Penal en su Titulo XI, capitulo I, Sección I, artículo 303 inciso c, el cual
define “se sanciona con una pena de 3 meses a 1 año de prisión o multa de 100 a 300 cuotas, al que
produzca, o ponga en circulación publicaciones, grabados, cintas
cinematográficas, fotografías u otros objetos que resulten obscenos, tendientes
a pervertir o degradar las costumbres”.
Hasta
donde dejaremos que lleguen los famosos reguetoneros cubanos, porque no se les
para, se les pone un alto, a quien le puede interesar que esto ocurra, quien
gana en todo esto, son preguntas sin respuestas como siempre, sé que después de
este escrito muchas personas me reprocharan haberlo realizado, pero no importa,
solo estoy comprometido con la verdad del bando que venga.
Y
es que el regueton cubano lleva irremediablemente a lo más preciado de nuestra
juventud hacia el abismo, las autoridades tienen la responsabilidad de tomar
acciones fuertes contra todo lo que atente contra la población, creo que hay
que evitar que nuestra sociedad se siga corrompiendo como hasta ahora y es
obligatorio proteger a nuestro hijos de todo lo que los pueda poner en peligro.
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