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Cuando en julio escribía sobre la puesta en funcionamiento de 3 líneas de ómnibus que a un precio de 5.00 pesos moneda nacional prestarían servicio regular a la población entre puntos concurridos de la geografía capitalina, lo hacia respetuosamente y admirando la inteligencia de alguien en la Empresa Transmetro, pues siempre he creído que la diversidad de la oferta hace la demanda.
No era nada nuevo, pues ya existían 2 rutas más conocidas como Taxis Ruteros que cubrían itinerarios de mucha demanda entre Santiago de las Vegas, Alamar y el Parque de la Fraternidad, lo novedoso de lo nuevo era que incluía aire acondicionado, algo que agradeció el Cubano de a pie, por la tarifa y por el calor.
Creo que en todas partes del mundo deben existir diferentes medios con precios para todos los bolsillos, veo bien que existan guaguas de 40 centavos, 1 pesos, 5 pesos y para los más acomodados o apurado taxis con la tarifa que pueda pagar el cliente, a eso no me opongo y deben estar condicionadas a la calidad del medio de transporte.
Con lo que si no puedo estar de acuerdo es con las violaciones que cometen los directivos encargados de brindarle servicio al pueblo, muchas bolas y a eso se ha acostumbrado el cubano, corrieron por La Habana sobre esta prestación, al final como siempre dije había que esperar al paso del tiempo a ver si se mantenía o no.
La vida siempre me dio la razón, el servicio se mantuvo, incluso luego de concluir el periodo veraniego, pero increíblemente desaparecieron de un golpe las cómodas guaguas con aire acondicionado, solo quedan prestando servicio las que cubren la ruta del Cotorro – Parque de la Fraternidad.
Sorprendentemente los ómnibus que están realizando los recorridos La Palma y La Lisa – Parque de la Fraternidad no son más que los mismos que recorren la capital por 1 peso, parece que el mismo inteligente que propuso la idea considero que esos transporte por demás sucios, con cucarachas y los asientos rotos podrían trabajar por un precio más elevado.
La comodidad desapareció, es bochornoso este nuevo robo, pues aquel que ordeno el cambio se olvido que la incomodidad y el churre no se paga, de donde puede haber salido semejante decisión, no es muy difícil imaginar que de una climatizada oficina, donde su inquilino no debe soportar las largas esperas en una parada ni el agobiante calor de esta ciudad.
Vuelvo a decir, deben haber precios para todos los bolsillos, por cierto bien maltrechos de nuestros compatriotas, el que quiera darse un lujo pues debe pagarlo, pero lo que si es inadmisible es que se mantenga un precio y la calidad baje a un limite no permisible, quizás alguien rectifique esta decisión, aunque realmente LO DUDO MUCHO.
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