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Los delincuentes, narcos y dictadores no dejaron de celebrar la Navidad. Con excéntricos regalos, descontroladas fiestas y excesos de todo tipo. Los chicos malos festejaron el nacimiento del Niño Dios.
Alphonse Gabriel Capone (Al Capone).
El famoso gánster norteamericano de los años 20 y 30, convertido en la figura más visible del crimen organizado en Estados Unidos, pensionaba a viudas y respondía por los alimentos y la ropa de cientos de a huérfanos en Chicago en las navidades. En 1929, con la llegada de la gran depresión, Al Capone aseguró que había gastado 100 mil dólares en comida para los desempleados, y en un diciembre regaló cinco mil pavos a los hambrientos.
Pero el gánster era más astuto para proveer de alimentos a los desempleados de esa época. Se decía que mandaba a sus pistoleros a los almacenes de víveres y les exigía que contribuyeran con mercancía para alimentar a los más necesitados, los que se negaban, eran golpeados con violencia y sus negocios eran incinerados.
Pablo Escobar
En diciembre el narcotraficante más temido del país, Pablo Escobar, construyó más de doscientas viviendas para ciudadanos que antes vivían en Moravia, el mayor basurero de la ciudad. Así mismo construyó más de 50 campos de fútbol y de su bolsillo salieron los regalos de Navidad para los habitantes de la región. El capo gastaba millones en aguardiente y marranos.
En las navidades Pablo Escobar le cumplía el deseo o cualquier capricho a la niña de sus ojos, Manuela, si la niña pedía una jirafa había que mandarle traer el animal de África y si quería ver en persona a los personajes del programa de moda, sus deseos se cumplían. En alguna ocasión pidió un unicornio. El capo hizo que sus empleados cumplieran – como fuera – el deseo de su pequeña. Decidieron coger un caballo blanco al que le pegaron con grapas un cuerno bajo su crin y adhirieron largas alas de papel a su torso. El animal murió como consecuencia de una infección.
En diciembre de 1991, mientras permanecía preso en la cárcel de Itagüí, junto a su esposa e hijos, celebró su cumpleaños 42. Los festejos de Navidad corrió por cuenta de su madre quién trajo comida y música típica de la época.
Adolf Hitler
El dictador alemán, quién condujo a Alemania a la Segunda Guerra Mundial, pidió a los músicos nazis cambiar la letra de los villancicos navideños.
Por ejemplo, el villancico “For unto us a child is born” (para nosotros ha nacido un niño), se cambió por “Unto us a time has come” (a nosotros ha llegado un nuevo momento), aludiendo a una letra de los paseos por la nieve. Los villancicos que referenciaban a la Virgen o a la cuna del niño Jesús, fueron adaptados para hablar de la ideología Nazi.
Los adornos para los árboles de navidad, los moldes de repostería y el papel regalo, tenían que tener pintados la esvástica. Se modificaron las creencias católicas, la figura de Jesús no existía para eliminar la influencia judía, y se adornó con símbolos nazis los árboles de navidad.
En lugar de un nacimiento a los pies del árbol, se introdujo un “jardín de Navidad”. Un símbolo que particularmente enfurecía al Führer, es el de la estrella que se ponía en la punta del árbol de Navidad, pues era la estrella de seis puntas, símbolo judío. El líder alemán obligó a quitarlas.
Bajo el mandato de Hitler, en Alemania intentaron cambiar la figura de San Nicolás por la de Odín, el dios nórdico. Las juventudes hitlerianas rezaban una oración para agradecer a Hitler y no a Dios por los regalos y bendiciones recibidas en el año.
Las Farc
Aunque algunos guerrilleros se consideran ateos o comunistas, muchos otros no olvidad desde casa la formación de religiosa con la que han crecido. El excomandante guerrillero Iván Ríos, recordado porque fue asesinado por uno de sus guerrilleros, había dicho a una agencia internacional que durante sus 16 años en la guerrilla nunca dejo de celebrar esa fecha tan especial.
Ríos señaló que los guerrilleros de las Farc no acostumbraban a entregar regalos o armar el pesebre. Algún árbol de la espesa selva era decorado con algodón en forma de bola.
“En la fiesta de navidad no se pueden demorar las celebraciones pues el horario militar no les permite trasnochar”, contó el guerrillero.
Gonzalo Rodríguez Gacha
Alias ‘el Mexicano’ como era conocido el narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha perteneciente al Cartel de Medellín, no dejaba de festejar esta época. En esta época, en sus fincas, aumentaba el desfile de costosos caballos de paso fino.
Uno de los trabajadores del narco, Arnoldo Gómez, indicó que “en Navidad nos daba ropa y nos decía que cumpliéramos juiciosos con las labores: eso hacía que nos gustara trabajar para él”. En las grandes fiestas de celebración, Gacha salía con su sombrero y chamarras mexicanas a caminar por su pueblo ‘Pacho’ Cundinamarca.
Nunca se olvidaran los cientos de litros de leche que hacía llegar diariamente al hospital, ni los regalos que repartía cada Navidad a sus empleados y amigos. En esta época, era común verlo salir de sus fincas con camionetas llenas de plata que repartía a quien se acercaban a saludarlo.
Se dice que su generosidad llegó a la gente del municipio. En Navidad llegaba a la plaza de mercado y distribuía fajos de dinero entre los campesinos.
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