El
emblemático mercado de 4 caminos ubicado en el municipio Centro Habana cerrado
para una reparación integral desde hace ocho (8) meses muestra a esta instancia
una cara de mayor deterioro que cuando se utilizaba como mercado para la venta
de productos del agro.
En
aquel entonces se informó que el local seria reparado por la empresa Almacenes
Universales S.A, que es dirigida por las
Fuerzas Armadas Cubanas y estaría bajo la administración cooperada de la
Corporación CIMEX S.A, propiedad del Ministerio del Interior Cubano y una
empresa China que tendría derecho sobre el 49 % de las acciones por los
siguiente 10 años.
En
el lugar se planeaba ejecutará una obra de gran envergadura y se tenía previsto
construir en la parte superior almacenes para asegurar productos y en la
inferior centros recreativos, como restaurante y lugares de recreo, que
expenderán sus ofertas en pesos convertibles (CUC) el que tiene un valor 25
veces mayor que el peso nacional con que cobran sus salarios la mayoría de los
cubanos, aunque con opciones de pagar en esa moneda y será similar a la Plaza
Carlos III.
Las
obras comenzaron con cierto atraso, tres meses después, ante la mira
escrutadora de la parte inversionista e incluyo el drenaje de las aguas acumuladas
en los sótanos por años con carros especializados y que buscaba evitar las
molestas inundaciones que ocurrían provocadas por las lluvias, acción esta que
beneficio a la población circundante que vieron de golpe desaparecer un
problema de años y que no vislumbraba solución posible.
Más
de buenas a primeras las obras se detuvieron abruptamente al descubrir que se
necesitaría hacer una inversión millonaria para subir el nivel de la
instalación construida alrededor de los años 50 del pasado siglo XX y servía
para que los comerciantes de la capital y del resto del país ofertaran sus
productos siendo punto de referencia de la época, aunque desde 1959 tuvo
diferentes usos entre ellos el de mercado agropecuario.
De
momento da pena pasar por los portales abandonados los que se han convertido en
baño público para los apurados transeúntes, quienes encuentran un alivio a sus
necesidades ante la falta de esos centros en la capital cubana, todo esto ante
la mirada indiferente de las autoridades y demás personas que transitan por el
lugar, además de servir de punto de concentración de vagabundos y personas sin
hogar que encuentran refugio seguro en las escaleras y rincones que los
resguarda de las inclemencias del tiempo.
Como
siempre las autoridades guardan el habitual silencio y los apurados transeúntes
ni siquiera se detienen a meditar sobre lo que ocurre, absortos en sus
problemas personales que se agravan diariamente ante las escaseces de todos los
productos básicos y que ni con dinero se consigue en los desabastecidos
establecimientos estatales, por lo cual no se divisa en las proximidades una
solución para el coloso que ocupa toda una manzana y que fue centro de vida de
los residentes de la localidad y de otras partes que asistían a realizar sus
compras para alegrar la mesa y mejorar la alimentación de la familia.
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