No
es de extrañar para nada que todos los días alguien se quite la vida en alguno
de las prisiones que el régimen cubano mantiene a lo largo de toda la isla, y
es que para entender este fenómeno hay que haber pasado por la amarga
experiencia de estar en ellas pues de otra forma nunca se lograra llegar a la
verdad.
Y
es que en ese ambiente hostil uno ve todo lo imaginable y lo no imaginable para un ser humano empezando por qué puedes
encontrar los sufrimientos y la degradación del ser humano en un sitio tan
pequeño como los barracones donde son internados entre 80 y 150 hombres, muchas
veces incluso durmiendo en el suelo pues las literas de tres pisos no alcanzan
para todos y el número de presos se puede llegar a duplicar.
A
esto se suma las paupérrimas condiciones que presentan las prisiones lo que
hace más difíciles la coexistencia pues el agua en muchas ocasiones llega por
improvisados tubos, 2 veces al día por espacio de 30 minutos obligando a los
recluidos a llenar tanquetas, la alimentación es escaza y con malísima calidad
pues los productos que se destinan a la misma son robados por los oficiales o
los civiles que trabajan en el penal.
Otro tema que afecta es el de la salud pues
los puesto médicos casi siempre están desabastecidos y los pocos medicamentos
que hay están pasados de la fecha de vencimiento y cuando llegan los
suministros en vez de destinarse para atender a los enfermos son desviados por
los médicos para luego ser vendidos en la bolsa negra local por familiares o
amigos para engrosar el paupérrimo salario que reciben.
Las
golpizas y los maltratos están a la orden del día y solo tiene que mediar una
palabra para que el reo sea esposado a la espalda y juntándose varios sicarios
le propinen un brutal paliza y para colmo de todo en vez de enviarlo a la
enfermería lo internan en las infrahumanas celdas de castigo negándole todo
tipo de derechos hasta tanto no se restablezca, en eso es experto el
tristemente célebre Teniente Calunga de la prisión 1580 del municipio San
miguel del Padrón en la capital.
Y
aunque parezca increíble cualquiera puede encontrar de todo en las prisiones
como si estuviera en casa desde alcohol hasta drogas que pasan a los controles
militares gracias al soborno que aceptan los encargados de velar por la
supuesta reeducación de los sancionados y que en no pocas ocasiones han
provocado tragedias como la ocurrida hace unos años en la Prisión Combinado del
Este donde murieron varias personas luego de que un puñado borracho incendio un
comedor atestado de indefensos reos.
Pudiera
extender este escrito hasta el infinito más no es el objetivo del mismo, más
bien es denunciar a la maquinaria estatal traga hombre y la podredumbre
existente en el Sistema Penitenciario Cubano donde los seres humanos son
tratados como fieras y donde triunfa como en la selva el más fuerte, además de
estar lleno de sobornos, abusos, maltratos y escasa alimentación.
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