Ya
no sé donde es mejor viajar, si en un camión particular o en una guagua del
servicio de transportación interprovincial, las famosas Yutong que “generosamente”
nuestros “amigos” los chinos les vendieron al régimen cubano.
Reconozco
que obtener un pasaje para estas guagüitas es bastante fácil, se han hecho
ajustes al sistema y usted tiene la posibilidad incluso de obtenerlo con 2
horas de antelación a la salida del mismo en cualquiera de las agencias
habilitadas en todo el territorio nacional, aunque técnicamente necesita más de
8 horas para lograr comprarlo por razones subjetivas y las indisciplinas que a
la vista de todos cometen los encargados de este trámite, como por ejemplo
dejarlo parado durante largo tiempo mientras conversan por teléfono sobre la
novela o algo así.
Mas
todo no es color de rosa y la sencillez para la reservación se vuelve todo un
infierno a la hora de viajar, lo primero que salta a la vista es la relación
precio-calidad, pues los altos precios de los pasajes se contrasta con el
pésimo confort de los medios de transportación, que viajan de un extremo a otro
sucios, con miles de cucarachas que sin pudor alguno se pasean por pasillos,
cristales y asientos, las cortinas que sirven de protector contra el abrazador
sol y los sistemas personales de aire acondicionado rotos.
Para
ponerle la tapa al pomo en lo referente a este aspecto, en casi ningún ómnibus
funciona los servicios sanitarios, los equipos de DVD, las reproductoras de
audio y los televisores por el mismo estilo, los medios para primeros auxilios
y los martillos rompe vidrios para caso de un accidente han desaparecido como
por arte de magia, mientras que la iluminación es deficiente y qué decir de la
incomodidad de tener que estar sentado durante 12 horas o más con el asiento
delantero casi encima del cuerpo de uno.
A
todo esto hay que sumarle la poca profesionalidad de algunos conductores,
conducción temeraria – exceso de velocidad - pues los atrasos por las excesivas
cantidades de paradas ilegales que realizan durante el viaje para recoger algún
que otro viajero o valija que le reporte ganancias extras al paupérrimo salario
que reciben, para comprar cualquier producto deficitario o para simplemente
confraternizar con familiares o amigos
son habitual, a pesar de que los vehículos están equipados con un
sistema de GPS que permite en la base velar por lo contrario a lo que hacen y
que cuesta cada año miles y miles de pesos en su explotación.
La
poca exigencia de los directivos de la empresa y de las bases es normal y esto
conlleva a que se violen los DERECHOS de los clientes, que por cierto están tan
poco divulgados como el secreto de estado más grande que exista, las oficinas
de atención a la población están integrada por personas que desconocen los
reglamentos y mal orientan a los quejosos, que se encuentran ante un muro
realmente infranqueable como el de los antiguos castillos medievales, siempre
encontrando una excusa para encubrir las indisciplinas de los trabajadores.
Por
supuesto muchas personas respiran con indignada resignación ante todo este
cumulo de arbitrariedades y malos tratos que no son solos estos, pues a fin de
cuenta nada va a pasar y es lo más asequible al bolsillo de los que desean
trasladarse de un lugar a otro, pues acá, en Cuba, el cliente es un menesteroso
sin ningún valor que necesita del
servicio, pues de todas formas viaje o no viaje la empresa socialista, que no
es de nadie, no se verá afectada y continuara su errático camino de desprecio e
ignominias.
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