Cada vez que visito la provincia Holguín en el oriente cubano escucho todos los domingos el encuentro que sostiene el primer secretario del Partido (único) Comunista de Cuba (PCC) Jorge Cuevas Ramos con los representantes de las diferentes empresas e instituciones del aparato gubernamental ya sean municipales o provinciales y que se desarrolla en el teatro Celia Sánchez del PCC Provincial.
En principio, y no es que apoye al PCC, estoy totalmente de acuerdo con esto, y creo que es necesario que los "ineficientes directivos" de las empresas se sientan presionados y obligados a explicarle al pueblo, en un espacio público, y bajo la mirada inquisidora de estos, los desatinos que cometen con los recursos que le son asignados y que al final van a alimentar otros destinos como por ejemplo el mercado de trabajadores por cuenta propia o la bolsa negra.
Resulta insultante para cualquiera que simplemente los responsables de comercio reconozcan con total desfachatez que en el municipio de San Germán existe un almacén lleno de televisores que fueron adquiridos para canjearlos a las personas por los TV rusos, en lo que se denominó la batalla de ideas, y que hoy están casi inservibles, incluidos los controles remotos que ya no funcionan y simplemente no se sepa que se va hacer con los mismos.
Igualmente se analizo lo que es un secreto a voces, mejor a gritos, y es el desvío de los alimentos que se destinan a los comedores populares, más conocidos por SAF, y que se supone den una alimentación buena a las familias de menos ingresos, en la que se encuentran las personas de la tercera edad, a precios módicos, según los datos ofrecidos el presupuesto anual en la provincia para esta actividad asciende nada más y nada menos que a 5 millones 200 mil pesos.
Repugnancia sentí cuando se conoció que las cifras de personas que diariamente asisten a estos comedores no coincidían entre los tres organismos que deben controlar la actividad que son Comercio, Trabajo y Seguridad social y los SAF, con lo cual quedó demostrado que se desvían casi 800 raciones de alimentos diariamente que muy bien podría reforzar la mesa de los habitantes de la ciudad.
Siempre me preguntaba, y hoy tengo la respuesta, como podían existir tantas personas que vendieran pollo por la calle, en una provincia que aun no se recupera de los efectos del último huracán, sin que una sola autoridad (inspectores o policías) los cuestionaran y es que en los comedores populares el precio de este producto es de unos centavos mientras que en la calle una libra puede costar entre 25 y 30 pesos moneda nacional, lujo que pocos se pueden dar.
Más, como bien afirma el refrán, un solo palo no puede hacer monte y mucho menos cuando se trata de luchar contra las tendencias negativas que carcomen al régimen y a la sociedad desde hace muchísimo tiempo, lo cual ha provocado el estado de ingobernabilidad que padecemos y donde todos hacemos lo que mejor nos place, sin importarnos nada más que nosotros mismos, por lo cual esto es una guerra perdida de antemano.
Tampoco creo que de esto escape sitio alguno de la geografía holguinera, es que la corrupción, el robo, el desvío de recurso, la burocracia y las indisciplinas sociales se han arraigado dentro de las personas, que ya, aunque se quiera, nada se podrá hacer para evitarlo, porque se han vuelto un modelo de vida o mejor dicho de subsistencia, donde algunos han hecho fortuna a costa del sufrimiento del pueblo, de los más necesitados sin que a casi nadie le interese que esto suceda.
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