lunes, 2 de julio de 2012

Inocentes languidecen en Cárceles Cubanas


Para nadie es un asombro que se diga que en Cuba las personas son sancionadas incluso sin haber cometido un delito, es decir, siendo inocente, para muchos, esta afirmación parece ser un poco exagerada e incluso ponen en duda lo referido, pero cuando por infortunios de la vida les toca pasar por un trance similar con alguien cercano comienzan las lamentaciones y la incredulidad deja de existir.

Para mí, que me encuentro en la oposición cubana desde 1997, nunca existió dudas sobre este particular, pero lo vine a reafirmar mucho más cuando fui enviado en el año 2009 a una de las infrahumanas cárceles castristas, acusado y escuchen bien, de un delito de MALVERSACION, que por supuesto no había que probar, pues la intención era desviarme de mi creciente activismo político contra los que mal gobierna nuestro país.

Durante los tres años que estuve preso, pude apreciar de bien cerca los sufrimientos que pasan los seres humanos cuando se saben inocentes y son enviados a estos lugares, que más que reformar personas los convierte en experimentados delincuentes, el caso más emblemático que recuerdo es el Yoel Fidel Quintana Peraza, sancionado por un delito de Malversación que a todas luces y según las evidencias que poseía era inocente.

Resulta que Yoel trabajaba como Dependiente de Almacén en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) y tenía prohibido abrir las cajas de las computadoras que estaban en su local de trabajo, un buen día, como todas las cosas de Cuba, se presento una auditoria y detectaron que faltaban 96 computadoras, invariablemente y como buen chivo expiatorio lo acusaron de ser el autor de este robo y de paso le subieron la parada a 120 computadoras.

Por supuesto, Yoel, apelo al Órgano de Justicia Laboral, pues además lo expulsaron de su centro de trabajo, cuál no sería la sorpresa cuando el Órgano determino que él no era responsable de nada y ordeno mediante resolución su inmediata incorporación y por supuesto indico que se le pagara todo lo que había dejado de cobrar por un periodo de 6 meses, no obstante, alguien debía ser responsable de la perdida y la vía del tribunal quedaba abierta aún.

Ni cortos ni perezosos, 5 jueces del Tribunal Provincial Popular de La Habana, en un juicio sin ninguna garantía procesal lo encontraba culpable del Delito Imputado y le imponía 8 años de privación de libertad, pues claro, alguien debía pagar por la afectación del Estado y de paso por afectar a la hermana VENEZUELA, que con tanto AMOR nos ayuda, mientras tanto, la familia de Yoel (esposa y tres niñas menores de edad) quedaban abandonadas a su suerte.

Hoy Yoel está al cumplir la mitad de su sanción y pronto, aunque en libertad condicional podrá volver con su familia que tanto lo necesita, en el recuerdo quedará esta dolorosa escena y dentro de su corazón el odio y el rencor contra aquellos que un día, sin ton ni son, lo enviaron al lugar donde nunca debió estar.

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