Durante los cines debates del Proyecto Emilia. (C) Ariel Lázaro Fernández |
Cuando conocí la existencia del Proyecto
Emilia, que encabeza el notorio opositor cubano Oscar Elías Biscet González,
muy pronto me enamoré de la idea, que a todas luces vislumbraba un rayo de
esperanza para lograr un cambio hacia la democracia en la isla.
Recuerdo como si fuera hoy los interminables
días que dedicamos a hacer cines debates para sensibilizar a los opositores,
desde su óptica, a que se unieran en un solo bloque para lograr el sueño de
vernos libres del yugo represor en que han sumado a Cuba la dictadura
encabezada por Fidel Castro, quien con mano férrea dictó los designios durante
58 largos años.
Igual, por mi mente, pasan los largos trayectos
que viajé en cuanto medio de transporte existía para llegar al oriente cubano y
desarrollar las llamadas Comisiones Ciudadanas, que agrupaban a las personas en
torno al proyecto y que serían los que actuarían en los diferentes escenarios
que se pudieran presentar.
Por supuesto, que el Proyecto Emilia, como
estaba planteado teóricamente no daba suspiro a un régimen acabado y fuera de
contexto, pues a diferencia de los demás proyectos, esté no entregaría firmas
ante ninguna instancia gubernamental, más bien proponía usar el desafío
político planteado por el señor Gene Sharp, como una herramienta válida para
resolver lo que por mucho tiempo se había soñado.
Pero como todas las cosas dentro de la
oposición cubana, el camino torció hacia otro lado y lo que en su momento fue
un túnel de luz a lo largo de las tinieblas, se convirtió en muy poco tiempo en
otro engendro sin fundamento y sin seguidores, aun cuando, el Partido Unión por
Cuba Libre y el propio Biscet den voces triunfantes, lo cierto es que, los
principales líderes opositores se desmarcaron de esta propuesta, muchos movidos
por intereses mezquinos y otros por la falta de liderazgo de su creador.
Luego de firmar el Proyecto Emilia. (C) Ariel Lázaro Fernández |
Y ciertamente resulta doloroso que Emilia haya
sido enterrado desde hace mucho tiempo, y que sus líderes sigan engañando y
engatusando a el Exilio Político Cubano, con falsas esperanzas, pues para esta
etapa ya deberían existir al menos un consenso entre las organizaciones
opositoras y una estructura que garantizara el fin de la Dictadura, cosa está
que es un sueño incumplible, por falta de voluntad y liderazgo.
Atrás quedó todo, muchos, seguirán haciendo
loas a algo que en la práctica es un hijo sin sepultar, al cual siguen
aferrados unos pocos en busca de beneficios personales, y evitando a toda costa decir la verdad, que
Emilia murió por la incapacidad manifiesta de los que condujeron o dirigieron
lo que algún día fue el mejor proyecto opositor en Cuba, sirva esa lección para
el futuro.
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