jueves, 22 de agosto de 2013

Si de las Cárceles se habla.

No es de extrañar para nada que todos los días alguien se quite la vida en alguno de las prisiones que el régimen cubano mantiene a lo largo de toda la isla, y es que para entender este fenómeno hay que haber pasado por la amarga experiencia de estar en ellas pues de otra forma nunca se lograra llegar a la verdad.

Y es que en ese ambiente hostil uno ve todo lo imaginable y lo no imaginable  para un ser humano empezando por qué puedes encontrar los sufrimientos y la degradación del ser humano en un sitio tan pequeño como los barracones donde son internados entre 80 y 150 hombres, muchas veces incluso durmiendo en el suelo pues las literas de tres pisos no alcanzan para todos y el número de presos se puede llegar a duplicar.

A esto se suma las paupérrimas condiciones que presentan las prisiones lo que hace más difíciles la coexistencia pues el agua en muchas ocasiones llega por improvisados tubos, 2 veces al día por espacio de 30 minutos obligando a los recluidos a llenar tanquetas, la alimentación es escaza y con malísima calidad pues los productos que se destinan a la misma son robados por los oficiales o los civiles que trabajan en el penal.

 Otro tema que afecta es el de la salud pues los puesto médicos casi siempre están desabastecidos y los pocos medicamentos que hay están pasados de la fecha de vencimiento y cuando llegan los suministros en vez de destinarse para atender a los enfermos son desviados por los médicos para luego ser vendidos en la bolsa negra local por familiares o amigos para engrosar el paupérrimo salario que reciben.

Las golpizas y los maltratos están a la orden del día y solo tiene que mediar una palabra para que el reo sea esposado a la espalda y juntándose varios sicarios le propinen un brutal paliza y para colmo de todo en vez de enviarlo a la enfermería lo internan en las infrahumanas celdas de castigo negándole todo tipo de derechos hasta tanto no se restablezca, en eso es experto el tristemente célebre Teniente Calunga de la prisión 1580 del municipio San miguel del Padrón en la capital. 

Y aunque parezca increíble cualquiera puede encontrar de todo en las prisiones como si estuviera en casa desde alcohol hasta drogas que pasan a los controles militares gracias al soborno que aceptan los encargados de velar por la supuesta reeducación de los sancionados y que en no pocas ocasiones han provocado tragedias como la ocurrida hace unos años en la Prisión Combinado del Este donde murieron varias personas luego de que un puñado borracho incendio un comedor atestado de indefensos reos.

Pudiera extender este escrito hasta el infinito más no es el objetivo del mismo, más bien es denunciar a la maquinaria estatal traga hombre y la podredumbre existente en el Sistema Penitenciario Cubano donde los seres humanos son tratados como fieras y donde triunfa como en la selva el más fuerte, además de estar lleno de sobornos, abusos, maltratos y escasa alimentación. 


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