lunes, 20 de agosto de 2012

La Aldea

El pasado viernes 10, me levante temprano, la mañana se imponía a toda velocidad y el sol caprichosamente recorría a la velocidad acostumbrada el imponente cielo azul que no tenia una sola nube que pudiera empañar al astro rey.

Ese día había decidido realizar algunas gestiones que tenía pendientes desde hace largo tiempo, recorrí a paso de gigante las pocas cuadras que hay entre mi vivienda y la parada del ómnibus que debía tomar, mi primera impresión al llegar al sitio y ver que en él no habían muchas personas fue que me esperaba una larga espera, pero por uno de esos avatares de la vida no fue así.

No demoro más de 5 minutos la llegada del siguiente ómnibus, con numero 735, una ruta P1 que realiza un recorrido entre el municipio San Miguel del Padrón y Playa, venia semivacío, por norma general trato siempre de llegar al final de la guagua, allí se concentran menos personas y es más agradable el viaje.

Pude llegar al fondo sin muchos sacrificios y sin el acostumbrado empuja – empuja, común por estos días, justo después de la tercera puerta en los asientos habían un grupo de jóvenes que con total seguridad se dirigían a las playas del oeste, sus trajes de baños no dejaban dudas, llevaban el acostumbrado bullicio de la juventud, alegre, jaranera, no faltaban en el numeroso grupo las muchachitas y sus celulares con la música actual (reggeton), justo a mi lado se paro un oficial de la Policía Nacional, por su aspecto podría adivinarse que se dirigía a su trabajo.

Todo transcurría normal, más de buenas a primeras, uno de los jóvenes, el más alto, mulato, delgado, saco de uno de sus bolsillos un plumón y con él dejo grabada en una columna de la puerta la siguiente frase, “ABAJO TODOS LOS PRESIDENTES DEL PLANETA, LA ALDEA”, confieso que quede estupefacto, más cuando vi, como el Policía seguía detenidamente los trazos de aquel jovencito, que no mostraba el más mínimo temor por la presencia del gendarme, mientras yo, me moría internamente pensando que le ocurriría a este mozalbete cuando cayera en manos de la policía política.

Más, mis temores desaparecieron súbitamente, el policía solo atino a sonreír y en la siguiente parada, justo donde se ubica la oncena unidad de la PNR descendió, creo que para él, Raúl Castro no esta dentro de los Presidentes del Planeta, claro y tiene mucha razón o quizás simplemente esta persona uniformada se canso de oír las tantas y mal contadas mentiras que se repiten día a día en nuestra patria, donde un puñado de trasnochados viven como reyes y el resto del pueblo, incluidos los policías deben ingeniárselas para poder sobrevivir a duras penas.

Mi cabeza era un torbellino, en ella circulaban miles de interrogantes, más no me atrevía a hacérselas, pues podría recibir una contesta inadecuada, pero debía preguntar y así lo hice, primero sonrió, me dijo, me llamo Manuel y tengo 18 años, hace tiempo perdí el miedo no es la primera vez que escribo esto en algún lugar, el problema esta en que nosotros estamos cansados de que nos mientan, de que nos tiren a la basura como un simple papel, por eso hemos decidido expresar lo que sentimos sin miedo, y lo de la Aldea, pues queremos ser felices como lo eran aquellos que poblaron eso lugares, lo indios con todo su atraso e involución vivían tranquilos en sus aldeas, y para rematar me dijo, bueno, no hay mucha diferencia entre los indios y nosotros, ¿NO?.
Continuo entonces absorto en su bullicio, junto a los miembros de su aldea, que al final mostraban la satisfacción en el rostro y yo había recibido una lección, espero que Manuel o como se llame este chico haya llegado a su destino y que nunca caiga en las tenebrosas manos de la policía política que día a día reprime con total saña a quienes nos oponemos a este régimen totalitario que nos oprime y nos hace vivir como simple indios o peor que ellos, pues al menos esas personas que poblaron el continente hace algunos siglos atrás era LIBRES en todos sus actos, ahora comprendo el porque de la ALDEA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se agradece su comentario, hágalo sin usar palabras ofensivas, discriminatorias, racistas o cualquiera que atente contra la dignidad de cualquier ser humano, gracias.